miércoles, 26 de junio de 2013

100 años de Pontejos

Si alguien nos pregunta "¿qué es Pontejos?" es casi seguro que no diremos que se trata de una plaza del centro de Madrid (pegadita a Sol y al kilómetro 0) o que toma su nombre de Joaquín Vizcaíno, el Marqués Viudo de Pontejos (1790 - 1840). Si tuviésemos que decir con qué relacionamos "Pontejos" hablaríamos del centro neurálgico de las telas, los botones, las puntillas, las lanas, las cremalleras, los encajes, la pasamanería, los hilos de colores y de una mercería en la que se encuentra todo. "Si no está en Pontejos es que no existe", como me dijeron un día.



Así pues, Pontejos es una mercería a la que siguieron otras muchas y varias tiendas de telas. Pero la pionera, esa primera mercería que abría en 1913 sus puertas, cumple 100 años y ha querido celebrarlo con todos nosotros agradeciéndonos nuestra fidelidad y confianza y mostrando una fotografía de la pareja que abrió aquel local: Antonio Ubillos y su señora.



Una buena confección comienza con la elección de un patrón y con la selección de buenos materiales. Sin "Pontejos" muchos recreacionistas nos hubiésemos visto limitados. ¿Dónde conseguir las ballenas para los corsés o la varilla metálica para las crinolinas y los polisones de las damas?
 
Desde Anacrónicos os felicitamos por vuestro valiosísimo trabajo y celebramos con vosotros esos 100 años llenos de muestrarios, máquinas de coser, guantes y tocados. ¡Felicidades por este primer centenario, Pontejos!

jueves, 20 de junio de 2013

La temporada londinense durante la era victoriana

La vida “mundana” en Londres lo constituía "La temporada" (The Season" en inglés) proveniente en sus costumbres del siglo XVII y que se mantendrá casi sin alteraciones hasta 1914.


¿En qué consistía? Su función principal era la de ser una feria del matrimonio para las jóvenes de la buena sociedad, las mantenedoras del juego eran sus madres o protectoras y su comportamiento obedecía a una regla fundamental “mostrarse en el lugar oportuno, en compañía de gente bien, nacidos ricos e influyentes, ataviada con indumentarias adecuadas a los distintos momentos de la jornada".



La temporada era relativamente breve, desde finales de abril a finales de julio, por lo que se hacía desenfrenada, aunque había veces que se prorrogaba en los meses de Octubre a Diciembre. Si una debutante no conseguía una proposición de matrimonio durante sus dos primera temporadas, su futuro era más bien oscuro… .

El buen tono exigía que se poseara una casa en la ciudad, aunque fuera de alquiler y, preferiblemente en uno de los barrios “bien vistos” como podían ser Mayfair, Kensington, los alrededores de Belgrave Square, Westminster, Piccadilly pero lo ideal era que fuera Park Lane.


Las damas que participaban en La Temporada se movían sobre todo por Hay Market, Regent Street y Oxford Street pero, después de la apertura del primer gran almacén en 1863 (Whiteley´s para ser más exactos) se llegaron a aventurar hasta Westbourne Road.

Uno de los momentos más importantes para la vida de una de estas damas era, sin lugar a dudas la Presentación en la Corte. Se realizaba cuatro veces al año en el Palacio de Buckinghan o en St. James. La dama, ataviada con sus mejores galas, esperaba en la sala de pinturas hasta que llegaba su turno, una vez ocurría esto, se quitaba uno de sus guantes y entraba en la sala. Si se era hija de un par del reino, la reina besaba su frente; si no la dama debía inclinarse y besar su mano. La actuación en este momento en particular marcaría la vida de la joven dama hasta su muerte.


Gran parte de La Temporada se desarrollaba en público, por ejemplo en los grandes acontecimientos deportivos de la primavera como las regatas de Hentley, de Derby o de Epson. Un paseo a pie por Rotten Row por las mañanas o el circuito por Hyde Park a partir de las cuatro de la tarde en el coche de caballos evidentemente descubierto era parte del exhibicionismo al que debían someterse estas debutantes.

Los lugares más visitados a lo largo de La Temporada solían ser los siguientes:

*La exposición sobre la ascensión al Mont Blanc en el Egyptian Hall
*La panorámica de Londres en el Colosseum de Regent´s Park
*El mundo en relieve en el Great Globe de Leicester Square
*La Cámara de los Horrores de Madame Tussaud
*Los jardines de atracciones en Chelsea
*El teatro, en el que se representaban sobre todo obras de Shakespeare (aunque lo principal era ver y ser vistos no la obra en sí, por lo que lo más importante solían ser los entreactos), aunque a partir de 1865 se empiezan a representar obras de carácter naturalista.
*La ópera, sobre todo la italiana (acudir a un evento de este tipo costaba 16 guineas, mientras que ir al teatro sólo de 4 a 8 guineas).
*Covent Garden
*Los conciertos en Exeter Hall.


Otro punto importante dentro de La Temporada eran las visitas que, por lo general, se realizaban entre las tres y las cuatro de la tarde (de no más de un cuarto de hora cada una) si eran ceremoniosas y un poco más tarde si eran de carácter formal.

Sin embargo, hasta finales de siglo una dama jamás podía ir a cenar a un café o a un restaurante; las cenas a las que acudía serían siempre de carácter privado. Estas cenas podían ser de carácter reducido y una vez concluida, las parejas pasarían al salón por órden (hacía finales de siglo la segregación de sexos fue perdiendo rigor), dependiendo del rango de cada una. Los menús eran redactados en francés y contaban con una media de 8-9 platos; entre la bebida los Burdeos y la champaña eran obligados.


Los almuerzos o tés también eran un importante punto de reunión y, por lo general, estaban acompañados por un breve concierto o recital de canto. Este tipo de reuniones solía contar con una media de unos 100 invitados.


También estaban de moda las Garden Parties o fiestas de jardín celebradas a última hora de la tarde, entre las cuatro y las siete, sobre el césped del jardín. Se tendía a jugar a unos cuantos deportes pero, sólo aquellos que favorecieran el flirteo.

Otro de los puntos álgidos de la temporada eran los bailes, de entre 200 a 500 personas y que solían durar tres cuartas partes de la noche. Era el momento perfecto para el galanteo y el acercamiento entre damas y caballeros. Sin embargo, jamás se debía bailar más de tres bailes con la misma persona sino, sería considerado un escándalo llegado al punto de que, si la pareja no se casaba o anunciaba su compromiso, la mujer pasaba a ser una paria, si es que no era expulsada de la Sociedad.

 
 CALENDARIO DE LA TEMPORADA LONDINENSE

ABRIL

Exposiciones de acuarelas y óleos
Spring-meeting de las carreras de Epson

MAYO

Fiestas de la aristocracia (por lo general los sábados)
Exposición de la Royal Academy (1 lunes del mes)
Día 23. Comienzo del año judicial. El lord-alcalde y los jueces acuden, rodeaos de gran pompa a la catedral de St. Paul.
Día 24. Cumpleaños de la reina Victoria. Gran audiencia en St. James. Entrega de los premios de la Sociedad de las Artes para inventos y mejoras industriales.
Apertura de Vauxhall Gardens hacia finales del mes
Carreras de Woodford, en el condado de Essex.
Feria de Greenwich. Lunes, Marte y miércoles de Pentecostés.

JUNIO

Durante la segunda semana carreras de Ascot, siempre después de Pentecostés. También son importantes las de Woolwich.
Día 24. Elección e Sheriffs en Guildhall.
Lunes siguiente al día de la Trinidad procesión por el Thames de los mismos desde el Trinity House, pasando por Towerhill hasta Deptford.

JUNIO-JULIO

Partidos de cricket en Lords Cricket.
Regatas en el Thames.

JULIO

Clausura de las sesiones del Parlamento, con la participación de la reina.

OCTUBRE

Comienza la temporada de invierno en los teatros.
Se reabre la National Gallery.

NOVIEMBRE

Día 5. Día de Guy Fawkes. Memoria de la conjura de la pólvora urdida por los católicos para derrocar al Rey y al Parlamento. Los empleados del palacio de las cámaras hacen un recorrido a la luz de las antorchas por los subterráneos del edificio. Los niños pasean por la calle muñecos de paja y hacen fogatas con ellos, mientras que lanzan petardos entre las piernas de la gente.
Día 8. El lord-alcalde, reelegido nuevamente, presta juramento en Guildhall.
Día 9. Lord-mayor´s show. El lord-alcalde se dirige rodeado de pompa al puente de Blackfriars y desciende en barco hasta Westminster dónde presta juramento. De regreso a Blackfriars Bridge es recibido por las corporaciones y cofradías, con todo el ceremonial de la Edad Media. Por la noche se realiza un gran banquete en Mansión House, al que por lo general se invita a ministros y a los miembros más importantes de la aristocracia. Este mismo día, es el cumpleaños el Príncipe de Gales.

DICIEMBRE

Día 12. Exposición de animales en el Bazar, King Street y Protman Square.
Día 21. Elección de los miembros del consejo de la ciudad.
Día 25. Navidad. Se come ganso y un pedazo de plum-pudding.
Día 26. Todos los teatros representan obras de mimo.


BIBLIOGRAFÍA: CHARLOT, M./ MARX, C. (Dir). : “ Londres 1851-1901”. La era victoriana o el triunfo de las desigualdades”. Editorial: Alianza.

domingo, 2 de junio de 2013

La evolución de la moda masculina en el siglo XIX

La moda femenina en lugar de volverse cómoda y práctica, se convirtió en un tormento. Sin embargo, la moda masculina acusaría en todo el siglo XIX el camino opuesto a la moda femenina: el paso de la ostentación a la simpleza. ¡Punto para los chicos, porque la moda masculina del siglo XIX es evolución antes que moda retro!
 

Las chaquetas con solapas que se usaban a fines del siglo XVIII darían paso desde 1780 al frac, al redingote, a la levita etc, tomando como inspiración la rigidez de los trajes militares, lo que significó la desaparición de las enormes bocamangas de los puños.


Las solapas de estos trajes serían muy grandes a inicios de siglo (incluso los chalecos tenían enormes solapas que sobresalían)  pero se fueron reduciendo progresivamente.
 
El chaleco deriva de la chupa, que era una especie de saco interior con faldón que llegaba a las rodillas, casi siempre sin mangas. El chaleco, cuando apareció en los primeros años de 1800, tendría corte severamente recto justo donde empieza el ombligo, y no taparía las ingles de los varones sino hasta 1840, aproximadamente. 


Los pantalones de la edad contemporánea surgen a partir de la Revolución Francesa  (los sans culottes los implantaron como signo de abolición del antiguo régimen) pero no se hicieron populares sino a partir de 1815 aproximadamente, aunque las calzas aguantaron hasta muy entrada la mitad de la década 1820, en las clases altas.
 
A inicios del siglo la figura del “incroyable” (increíble) francés y del “elegante” español acusan pantalones la mar de ceñidos, que se ajustaban completamente a la forma de la pierna, corbatas que tapaban la barbilla, chalecos y fracs entallados con faldón posterior y algunas extravagancias como el cabello largo en mechones desordenados (“orejas de perro”) y el “bastón nudoso” (parecía simplemente una rama desgajada de un árbol).
 
El “incroyable” fue la moda de los “contrarrevolucionarios” franceses, pero también la moda de la época del “Directorio” (su contraparte femenina fue la “merveilleuse”/“maravillosa” que usaba los escandalosos, por lo transparentes, vestidos de muselina de talle alto).


Si se investigan las pinturas, encontrarán que algunos pantalones “de baile” de la década 1820 dejan ver ampliamente la parte de la pierna a partir de la base de la pantorrilla para abajo y tienen una graciosa caída recta ligeramente ancha, como la moda juvenil de hace pocos años; se usaban con medias largas, a menudo bordadas y siempre visibles.
 
En toda la década de 1820 y los primeros años de la década 1830 se generalizaron unos pantalones tan ceñidos como las mayas de lycra (y no lo hubiese creído nunca de no haber visto un daguerrotipo, es decir, una fotografía primitiva de esos tiempos); como defensa debo decir que con botas altas la cosa no era tan desagradable, tanto como con el calzado masculino de ese período que dejaba a la vista el empeine. 




Para 1835 los pantalones ya  eran casi como los  actuales, aunque todavía muy rectos y entallados (pero ya no como mayas).
 

El redingote se impone a partir de 1830 , y la levita (usada ya en el siglo XVIII) abierta por delante y con el vuelo del talle para atrás, dominará la segunda mitad del siglo XIX hasta 1890. En sus inicios, en 1830, el redingote imitaba la línea del vestido femenino: de falda acampanada y talle estrecho. 






Más o menos por los años 1840 el entallado de la ropa masculina cedería para darle a la figura masculina   un aire más grave. El redingote con falda en forma de campana desaparece en esta década. Las camisas no eran como las de hoy, con una hilera delantera de botones, sino que en la parte del pecho tenían unos cordoncillos para cerrarlas, y el cuello y los puños eran piezas aparte que se abotonaban (esto último, hasta los primeros años de 1920).







La rigidez de los cuellos de la  camisa, por lo general almidonados, acabarían en la hasta hoy clásica “pajarita.”


 
 
 
 
 
 
 
El calzado común de la segunda mitad de este siglo que nos ocupa serían botines y botas, sobre las cuales, para salir a la calle, se usaban  “escarpines” (para no  ensuciarse, porque las calles de esos tiempos eran de causar asco). 
 
De todas estas modas solo el frac (en sus múltiples variantes) y la camisa con cuello “pajarita” han sobrevivido hasta hoy, usados como vestimenta para reuniones muy formales, aunque un “revival” del redingote y la levita de solapas anchas llegó en los años sesenta, de la mano de los cantantes de rock, como la apariencia de los Rolling Stones en sus inicios.
 
A propósito ¿saben cómo y en qué época aparecieron los pantalones de bota ancha, acampanados y pie de elefante? No fue en los setenta, sino a principios del siglo XIX, y por obra y gracia de los marinos estadounidenses de la época. Para que vean.