Harrod's fue uno de los primeros grandes almacenes surgidos en el siglo XIX y uno de los más importantes de la época. Surgió en base a una pequeña tienda de ultramarinos situada en el Oeste de Londres (se trataba de una serie de almacenes individuales unidos entre sí en Brompton Road) y que Charles Digby Harrod heredó de su padre.
Gracias al empujón de la Gran Exposición de 1851, el comercio de calidad se trasladó a la zona de West End, dónde se ubicaba dicho almacén. Por ello ya en 1868 empleaba a 5 vendedores y tenía una facturación semanal de 1.000 libras, y en 1880 a 100. Cuando en 1889 se creó la Sociedad Anónima contaba ya con 140.000 libras esterlinas.
Harrod´s fue además uno de los primeros almacenes que abogó por los derechos de sus trabajadores, sobre todo tras la contratación de Richard Burdidge quien, estableció una jornada laboral de 7 horas con un descanso semanal los jueves a partir de las cuatro de la tarde. Hasta entonces las jornadas laborales se alargaban de lunes a domingo de 6/8 de la mañana (dependiendo del lugar) hasta las 10 de la noche, a excepción de los sábados en los que la jornada se alargaba hasta medianoche (horarios de los trabajadores de mercerías). Todo ello incluso antes de que en torno a 1894 se aprobara en el Parlamento la “Ley sobre horas de trabajo en los almacenes”, por la cual se prohibía el empleo de jóvenes más allá de 74 horas por semana.
No fue únicamente precursor en cuestiones laborales si no también en otros aspectos como la instalación de escaparates hacia la calle alumbrados con luz de gas que dejaban encendidos toda la noche y en 1898 instaló una escalera eléctrica a la vez que cajas registradoras, luz eléctrica…
A pesar de todo su éxito, el señor Harrod era poco dado a la publicidad; había puesto anuncios en prensa, había repartido octavillas y en 1870 había impreso su primer catálogo pero siempre se negó con rotundidad a anunciar su almacén con hombres-sandwich o pregoneros.
Sin embargo, su éxito pronto le derivó a un gran problema, la expansión. Ya que la desmesurada urbanización le había reducido las posibilidades de comprar los terrenos adyacentes para expandirse por lo que opto por hacerlo a lo alto, así en 1873 añadió dos pisos más a la estructura original (de esta forma evitaba también el aumento de los impuestos).
Ofrecía productos de buena calidad que atraían a gente acomodada, además cada producto venía etiquetado con un precio fijo y si no satisfacía al cliente se le reembolsaba el dinero o se le cambiaba el producto. Por otra parte vendía entre un 15 y un 20 % más barato que los pequeños comercios y cada determinado tiempo hacían saldos (duraban entre cuatro y seis semanas) para deshacerse de los stocks. Incluso llegó a establecer un sistema de crédito para gente de confianza. Además, todo aquello que se compraba en los almacenes era enviado a la casa del comprador al día siguiente.
Dichos productos se colocaban en estanterías a las que el cliente tenía acceso por lo que, el vendedor ya no iba al cliente, el cliente iba al vendedor cuando tenía una duda.
En el catálogo de 1895 contaba ya con más de 75 secciones desde los primigenios ultramarinos al salón de peluquería, pasando por el alquiler de coches o la oficina de empleados del hogar.
Fuente: CHARLOT, M./ MARX, C. (Dir). : “ Londres 1851-1901”. La era victoriana o el triunfo de las desigualdades”. Editorial: Alianza.
Quien pudiera dar un salto atrás en el tiempo y visitar estos almacenes en sus albores.
ResponderEliminar¡Un abrazo enorme!
Hay una serie que te recomendamos y que hace saltar a ese tiempo en el que los grandes almacenes le fueron quitando clientes e importancia a las tiendas de barrio. Se llama "The Paradise" (2 temporadas, BBC) y muestra con una claridad apabullante lo que supuso la apertura de un gran centro donde hubiesen distintos departamentos.
ResponderEliminar¡Un saludo, Pedrete!
Sí, he visto esa serie, la primera temporada. No me gustó mucho, encontré demasiados anacronismos en el vestuario. Pero sí, aunque con toques modernos, la decoración de los almacenes Paradise, era muy cuca.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Es lo más cercano a lo que las damas y caballeros victorianos debieron vivir con la apertura de Harrod's.
ResponderEliminarCurioso que hayas encontrado anacronismos en la serie. Generalmente la BBC vende calidad y veracidad en sus adaptaciones de época.
¡Un abrazo, caballero!
Uff, pues había varios, no te creas:
ResponderEliminarEl flequillo, la barba y algunos cuellos de camisa de John Moray.
La pelambrera de Denise Lovett cuando comienza la serie y el posterior peinado con flequillo. Por no hablar del vestido turquesa de inspiración oriental que le realiza su tío.
El despeinado de Srta. Audrey, inapropiado para el cargo que ostentaba en los almacenes.
Los adornos bastante kitsch de varios vestidos de Katherine Glendenning. Algunos eran de plástico y se veía claramente que eran de plástico. ¡Horreur!
En cuanto a decoración también había algunos detalles un tanto fuera de época. El hall de entrada con las consolas lacadas en blanco, los jarrones con las ramas de almendro, las tapicerías en seda turquesa y la falsa vidriera con el pavo real, no me terminaban de convencer mucho. Por no hablar de los atrezzos que montaban para las promociones. A mi modo de ver tenían un regusto bastante moderno. El concepto decorativo ostentaba un aire victoriano si lo trasladamos a nuestra época. Pero si nos ponemos en plan purista, no daba el tipo.
ResponderEliminarComo diría Fabio McNamara: "Soy lo peor, soy lo peor".
¡Nos has dejado de una pieza, Pedrete! XDD Es asombroso ver ese análisis clínico que has hecho de la serie y que nos marcaras aquellos anacronismos que más saltan a la vista. Tendremos que darle una revisión a los capítulos para atender mejor a esos detalles que se nos escaparon.
ResponderEliminarGracias por poner de relieve estos fallos. Es prodigioso encontrar personas tan puristas que le encuentran estas equivocaciones a una serie de la BBC. ¡Campeón!