martes, 26 de mayo de 2015

Exposición: La moda en tiempos de Galdós

Exposición en Gran Canaria
Abril - Julio 2015


     Si tenéis la suerte de vivir en Gran Canaria; o si vais a disfrutar de unos días de vacaciones allí, hay una exposición que os puede resultar interesante






      Hasta el 19 de julio se expondrán una docena de trajes, tanto masculinos como femeninos, y otros artículos, como sombreros y diversos complementos, para acercar al público aspectos de la vida cotidiana de la burguesía de la época en la que vivió el autor.

     Natural de Gran Canaria, Benito María de los Dolores Pérez Galdós nació en 1843 y es considerado uno de los mejores representantes de la novela realista española del S.XIX.
Ganador del Premio Nobel en 1912 falleció en Madrid en 1920.







     Los trajes expuestos no son piezas originales;  forman parte del vestuario de varias producciones de teatro, ópera y cine como "Prim, el asesinato de la calle del Turco"







     La exposición recoge un periodo bastante amplio, desde la década de 1840 a 1850 hasta 1914, lo cual nos permite hacer un recorrido por los cambio en la moda del S.XIX



                                   



jueves, 7 de mayo de 2015

La literatura en la época victoriana

En el siglo XIX, uno de los principales intereses que tenían las damas y los caballeros era la lectura. Los victorianos mayoritariamente leían libros (las damas eran grandes consumidoras de novelas) y periódicos (lectura reservada solo a los caballeros, cuyos mayordomos se los planchaban para que se secara la tinta que seguía manchando). The Times, que se comenzó a publicar en 1785, era el periódico de mayor tirada y referencia a pesar de que era caro y sólo tenían acceso a él las clases altas.  Los impuestos a los que estaban sujetos los periódicos los convertían en publicaciones que, por su precio, no estaban al alcance de todos. La supresión de la tasa hizo que los periódicos se abaratasen y aparecieran nuevas publicaciones como The Daily Telegraph o el más sensacionalista Daily Mail.
 
Otra literatura que se consumió con asiduidad en los hogares victorianos fueron las revistas de moda (que las señoritas y sus madres seguían muy de cerca para conocer los últimos modelos que llegaban sobre todo de París), guías de viajes y revistas sensacionalistas (llamadas “penny dreadfuls”,  yq ue eran historias populares que tenían gran éxito entre la sociedad).






Con la llegada del ferrocarril se hizo posible una distribución del material de lectura por todo el país con rapidez.  Los kioskos propiedad de H.W. Smith, situados en las estaciones, proporcionaban a los lectores  las últimas ediciones de las publicaciones más esperadas.
 
Si la locomotora proporcionó rapidez en el reparto de periódicos y folletines, el gobierno de la reina Victoria se esforzó en acercar la educación a todas las clases sociales y no sólo a las más acomodadas. Las reformas didácticas llegaron a los menos favorecidos y permitían que niños y adolescentes que trabajaban de sol a sol pudieran luego ir regularmente a una escuela a aprender a leer, escribir y a hacer cuentas. A partir de aproximadamente 1850 aparecieron las publicaciones específicas para niños en forma de novelas o comics. Para los adultos se organizaban clases y reuniones para enseñarles lectura y escritura.


Con el fin de que las clases obreras accedieran a más cultura, las bibliotecas (cuyos horarios de apertura coincidían con sus horarios de trabajo por lo que les resultaba imposible visitarlas) incrementaron su horario de apertura y cierre y sus salas se llenaron de personas ávidas por aprender y leer.  
 
Una moda que revolucionó la literatura decimonónica fue el sistema de la novela por entregas, esto es, que autores populares (de la talla de Charles Dickens por ejemplo) editaban sus obras publicando capítulos mensuales o semanales en revistas que eran esperadas con ansiedad por lectores. El final de cada episodio finalizaba con un giro inesperado o sorpresa con la intención de tener lectores adictos a su lectura.


En un mundo eminentemente masculino, algunas novelistas lograron publicar sus obras bajo pseudónimo varonil, como fue el caso de las hermanas Brönte o Mary Anne Evans (a la que todos conocemos como George Eliot) o bien animadas por sus maridos, como Elizabeth Gaskell. Sus novelas convivieron con las de Wilkie Collins y posteriormente con otros genios de la literatura inglesa victoriana como el realista Thomas Hardy, el padre de Sherlock Holmes Sir Arthur Conan Doyle, Robert L. Stevenson o Lewis Carroll.  
 
Sin duda, las artes en la era victoriana nos han dejado un legado tan colosal que sigue vigente y actual hasta nuestros días.