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domingo, 2 de junio de 2013

La evolución de la moda masculina en el siglo XIX

La moda femenina en lugar de volverse cómoda y práctica, se convirtió en un tormento. Sin embargo, la moda masculina acusaría en todo el siglo XIX el camino opuesto a la moda femenina: el paso de la ostentación a la simpleza. ¡Punto para los chicos, porque la moda masculina del siglo XIX es evolución antes que moda retro!
 

Las chaquetas con solapas que se usaban a fines del siglo XVIII darían paso desde 1780 al frac, al redingote, a la levita etc, tomando como inspiración la rigidez de los trajes militares, lo que significó la desaparición de las enormes bocamangas de los puños.


Las solapas de estos trajes serían muy grandes a inicios de siglo (incluso los chalecos tenían enormes solapas que sobresalían)  pero se fueron reduciendo progresivamente.
 
El chaleco deriva de la chupa, que era una especie de saco interior con faldón que llegaba a las rodillas, casi siempre sin mangas. El chaleco, cuando apareció en los primeros años de 1800, tendría corte severamente recto justo donde empieza el ombligo, y no taparía las ingles de los varones sino hasta 1840, aproximadamente. 


Los pantalones de la edad contemporánea surgen a partir de la Revolución Francesa  (los sans culottes los implantaron como signo de abolición del antiguo régimen) pero no se hicieron populares sino a partir de 1815 aproximadamente, aunque las calzas aguantaron hasta muy entrada la mitad de la década 1820, en las clases altas.
 
A inicios del siglo la figura del “incroyable” (increíble) francés y del “elegante” español acusan pantalones la mar de ceñidos, que se ajustaban completamente a la forma de la pierna, corbatas que tapaban la barbilla, chalecos y fracs entallados con faldón posterior y algunas extravagancias como el cabello largo en mechones desordenados (“orejas de perro”) y el “bastón nudoso” (parecía simplemente una rama desgajada de un árbol).
 
El “incroyable” fue la moda de los “contrarrevolucionarios” franceses, pero también la moda de la época del “Directorio” (su contraparte femenina fue la “merveilleuse”/“maravillosa” que usaba los escandalosos, por lo transparentes, vestidos de muselina de talle alto).


Si se investigan las pinturas, encontrarán que algunos pantalones “de baile” de la década 1820 dejan ver ampliamente la parte de la pierna a partir de la base de la pantorrilla para abajo y tienen una graciosa caída recta ligeramente ancha, como la moda juvenil de hace pocos años; se usaban con medias largas, a menudo bordadas y siempre visibles.
 
En toda la década de 1820 y los primeros años de la década 1830 se generalizaron unos pantalones tan ceñidos como las mayas de lycra (y no lo hubiese creído nunca de no haber visto un daguerrotipo, es decir, una fotografía primitiva de esos tiempos); como defensa debo decir que con botas altas la cosa no era tan desagradable, tanto como con el calzado masculino de ese período que dejaba a la vista el empeine. 




Para 1835 los pantalones ya  eran casi como los  actuales, aunque todavía muy rectos y entallados (pero ya no como mayas).
 

El redingote se impone a partir de 1830 , y la levita (usada ya en el siglo XVIII) abierta por delante y con el vuelo del talle para atrás, dominará la segunda mitad del siglo XIX hasta 1890. En sus inicios, en 1830, el redingote imitaba la línea del vestido femenino: de falda acampanada y talle estrecho. 






Más o menos por los años 1840 el entallado de la ropa masculina cedería para darle a la figura masculina   un aire más grave. El redingote con falda en forma de campana desaparece en esta década. Las camisas no eran como las de hoy, con una hilera delantera de botones, sino que en la parte del pecho tenían unos cordoncillos para cerrarlas, y el cuello y los puños eran piezas aparte que se abotonaban (esto último, hasta los primeros años de 1920).







La rigidez de los cuellos de la  camisa, por lo general almidonados, acabarían en la hasta hoy clásica “pajarita.”


 
 
 
 
 
 
 
El calzado común de la segunda mitad de este siglo que nos ocupa serían botines y botas, sobre las cuales, para salir a la calle, se usaban  “escarpines” (para no  ensuciarse, porque las calles de esos tiempos eran de causar asco). 
 
De todas estas modas solo el frac (en sus múltiples variantes) y la camisa con cuello “pajarita” han sobrevivido hasta hoy, usados como vestimenta para reuniones muy formales, aunque un “revival” del redingote y la levita de solapas anchas llegó en los años sesenta, de la mano de los cantantes de rock, como la apariencia de los Rolling Stones en sus inicios.
 
A propósito ¿saben cómo y en qué época aparecieron los pantalones de bota ancha, acampanados y pie de elefante? No fue en los setenta, sino a principios del siglo XIX, y por obra y gracia de los marinos estadounidenses de la época. Para que vean.
 

10 comentarios:

  1. Me encanta que dediqueis tiempo a la indumentaria masculina,son los grandes olvidados,y su moda es muy interesante y rica.Obviamente no tan deslumbrante como la de las damas,pero el hombre durante el siglo XIX que seguía la etiqueta aparecia apuesto y seductor.

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  2. Gracias Marga. Efectivamente a la indumentaria masculina en el siglo XIX no se le presta demasiada atención estando eclipsada por la femenina, cuando también es muy importante su evolución.

    Esperemos que este post sirva para conocer esos cambios y transformaciones que sufrió la silueta masculina. ¡No en vano en el siglo XIX se inventaron los pantalones!, prenda a la que el siglo XX y XXI le debe mucho.

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  3. Que padre que hables de moda masculina, que a veces se va dejando de lado pero que ha tenido su peso, por ejemplo, a lo largo de la literatura se ve la importancia que tuvo por las descripciones que hacen los autores de los trajes que se iban llevando de acuerdo al periodo.
    Es excelente! Muy buen post
    Saludos :D

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  4. ¡Gracias! Efectivamente la indumentaria masculina, aunque menos vistosa en el siglo XIX que la femenina, tiene gran importancia y se puede ver su evolución a través de las mismas prendas, las descripciones literarias o las representaciones pictóricas.

    La historia de la moda no debe dejar nunca a los caballeros olvidados, por muy sobrias que sean las prendas masculinas sobre todo a partir de 1850...

    ¡Saludos!

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  5. Sumamente interesante y curioso.

    Al parecer, las revoluciones no sólo son importantes en los aspectos políticos y económicos, sino que también tienen repercusiones culturales en todos sus aspectos.

    En todo caso, hoy en día ocurre lo mismo: la moda femenina es más complicada, al menos en cuanto a variedad y combinación de prendas.

    Chapeau!

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  6. Gracias Fernando. Efectivamente las revoluciones intelectuales y/o militares tienen su reflejo en la moda. Sin ir más lejos, el uso del pantalón comenzó a imponerse por toda Europa después de la Revolución Francesa porque los culots o calzones recordaban demasiado al periodo pre- guillotina.

    Hoy en día las prendas masculinas y femeninas han alcanzado una democratización sin parangone aunque es cierto que la femenina sigue desarrollándose más.

    ¡Saludos, caballero!

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  7. ¿Soy la única a la que le gusta infinitamente más la moda masculina decimonónica que la femenina?

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  8. Hay muchas mujeres (y bastantes más hombres) a los que les gusta más la moda masculina del siglo XIX que la femenina. Lo que es un hecho es que mientras el traje de caballero evoluciona muy lentamente, el de las damas lo hace a un ritmo imparable. Las casas de moda se dan cuenta de ello y volcarán sus esfuerzos en este género que reclamaba ir a la vanguardia de la indumentaria.

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  9. He disfrutado mucho de la experiencia que has compartido, no he podido hacerla hace tiempo así que espero poder ir pronto otra vez

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  10. ¡Eso esperamos! A ver si entre todos, volvemos a poner la elegancia del caballero y su vestir de nuevo de moda.

    ¡Un saludo!

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