El concepto de “Gran Exposición” surgió como tal tras la exposición de 1851. Anteriormente se dieron un cierto número de exposiciones internacionales, pero de carácter más restrictivo y en las que se trataba aspectos más concretos. No fue hasta que se llevó a cabo la idea del Príncipe Alberto, que dichas exposiciones tomaron la noción que hoy día conocemos, como muestra del progreso de la humanidad y de los logros de todos los pueblos del globo. En un principio tuvieron un claro fin imperialista y propagandista pero, a lo largo de los años prevaleció la “Gran Exposición” o “Exposición Universal”, como muestra única del progreso.
En un principio, el Príncipe Alberto desarrolló la idea de una Gran Exposición sin contar con la ayuda de nadie. El soñó con una exposición que tenía que superarlas a todas, una exposición que no sólo se centrara en lo útil o en lo ornamental, sino que también destacara por su contenido moralizante, un “monumento internacional a las grandes virtudes de la civilización: la paz, el progreso y la prosperidad”.
Durante dos años maduró sus planes atendiendo hasta a los más mínimos detalles, entregándose en cuerpo y alma a la tarea. Y no fue hasta que lo tuvo todo claro, que no convocó a una pequeña comisión a la que presentó el plan que, evidentemente, fue aprobado sin demora. Esta comisión fue designado por él, dirigiéndolo bajo la presidencia honorífica de la Reina.
El Príncipe Alberto planteó esta exposición de una forma global y pretendía que en ella se expusieran tanto los nuevos adelantos, así cómo pequeñas muestras de la historia de la humanidad. El fin de la misma fue el de exhibir todos los adelantos de la industria de todas las naciones del mundo y su lema fue el “Progreso”.
La exposición superó en envergadura a todo lo que habían esperado y, una vez mandadas las invitaciones, se dieron cuenta de que no habría lugar en todo Londres, capaz de albergar un evento de esas características. Estaban a finales de 1850 y la inauguración se había fijado para Mayo del siguiente año.
Rápidamente se convocó un concurso al que se presentaron más de 230 proyectos, pero todas las propuestas implicaban un gasto monetario y de tiempo material, que el comité no estaba capacitado para asumir.
Se mencionó el nombre de Joseph Paxton, antiguo jefe de jardineros del duque de Devonshire. El plano final se concluyó en 9 días, y tanto le gustó a la reina que le confirió el título de Sir, el mismo año de la feria. La exposición se inauguró el 1 de mayo y se registraron más de 6 millones de visitantes.
A la inauguración asistió la reina con dos de sus hijos, el príncipe Alberto, el Arzobispo de Canterbury, militares y altos dignatarios nacionales y extranjeros.
Ese día una friolera de medio millón de personas visitó la exposición. Y para desgracia de sus detractores no hubo el más mínimo incidente. Se habían instalado unos 14.000 expositores, de los cuales, cerca de la mitad pertenecían a Gran Bretaña o a sus colonias.
A pesar del ruido ensordecedor (pues las máquinas expuestas estaban continuamente en marcha) la gente acudía en masa a contemplar locomotoras, motores marinos, las prensas hidráulicas, los telares mecánicos... En total había más de 6.500 expositores dedicados exclusivamente a mostrar los avances de los diferentes países en la Revolución Industrial. El más desarrollado de todos resultó ser Bélgica ya que contaba con ricos depósitos de carbón, hierro, cinc y mármol además el 10% se dedicaba a la producción de productos químicos, maquinaria de hierro y telas de lino y lanas.
Otros de los elementos expuestos que también llamaron la atención fueron cerdos en conserva, rotativas, una “cama despertadora” (Arrojaba un cubo de agua fría a su ocupante a una hora predeterminada), perfumes franceses o una estufa prusiana en forma de caballero con toda su armadura.
Aunque, en definitiva de todos los avances que se presentaron en la Exposición, los que más repercusión tuvieron fueron los excusados en el interior de las casas, las bañeras fijas, las estufas de gas y los refrigeradores. Todos ellos de uso más doméstico y que suponían una mayor comodidad y ahorro de tiempo en la vida diaria.
El día de la clausura la Reina recorrió emocionada toda su extensión, presa de la melancolía y del gozo pues era además en 12º aniversario de su compromiso con el Príncipe Alberto. Años después, el Albert Memorial, fue construido lo más cerca posible de la ubicación de la Exposición, en los jardines de Kensington.
La exposición duró un total de 140 días y tuvo un total de 6.000.000 de visitantes, siendo el 7 de Octubre de 1851 el día que más visitantes se contabilizaron, un total de 110.000, cifra exorbitante teniendo en cuenta que en la época Londres contaba únicamente con 2.300.000 habitantes. A lo largo de las 23 semanas de exposición se informo además de tan sólo 12 carteristas y de 11 personas robando artículos de poca importancia.
Generó unos beneficios de en torno a 165.000 libras que fueron empleadas para la compra de un terreno en South Kensisngton en el que se construiría en Museo Nacional.
El pabellón de Paxton que el príncipe Alberto eligió para contener en él la Exposición Universal de Londres desapareció tristemente en 1936 debido a un incendio). Como anécdota, reseñar que inspirado en este Crystal Palace londinense se construyó el llamado pabellón-estufa (1887) del parque del Buen Retiro de Madrid (lo que actualmente se conoce como el Palacio de Cristal) para la Exposición General de Filipinas. ¡Y éste sí que queda en pie!
Durante dos años maduró sus planes atendiendo hasta a los más mínimos detalles, entregándose en cuerpo y alma a la tarea. Y no fue hasta que lo tuvo todo claro, que no convocó a una pequeña comisión a la que presentó el plan que, evidentemente, fue aprobado sin demora. Esta comisión fue designado por él, dirigiéndolo bajo la presidencia honorífica de la Reina.
El Príncipe Alberto planteó esta exposición de una forma global y pretendía que en ella se expusieran tanto los nuevos adelantos, así cómo pequeñas muestras de la historia de la humanidad. El fin de la misma fue el de exhibir todos los adelantos de la industria de todas las naciones del mundo y su lema fue el “Progreso”.
La exposición superó en envergadura a todo lo que habían esperado y, una vez mandadas las invitaciones, se dieron cuenta de que no habría lugar en todo Londres, capaz de albergar un evento de esas características. Estaban a finales de 1850 y la inauguración se había fijado para Mayo del siguiente año.
Rápidamente se convocó un concurso al que se presentaron más de 230 proyectos, pero todas las propuestas implicaban un gasto monetario y de tiempo material, que el comité no estaba capacitado para asumir.
Se mencionó el nombre de Joseph Paxton, antiguo jefe de jardineros del duque de Devonshire. El plano final se concluyó en 9 días, y tanto le gustó a la reina que le confirió el título de Sir, el mismo año de la feria. La exposición se inauguró el 1 de mayo y se registraron más de 6 millones de visitantes.
A la inauguración asistió la reina con dos de sus hijos, el príncipe Alberto, el Arzobispo de Canterbury, militares y altos dignatarios nacionales y extranjeros.
Ese día una friolera de medio millón de personas visitó la exposición. Y para desgracia de sus detractores no hubo el más mínimo incidente. Se habían instalado unos 14.000 expositores, de los cuales, cerca de la mitad pertenecían a Gran Bretaña o a sus colonias.
A pesar del ruido ensordecedor (pues las máquinas expuestas estaban continuamente en marcha) la gente acudía en masa a contemplar locomotoras, motores marinos, las prensas hidráulicas, los telares mecánicos... En total había más de 6.500 expositores dedicados exclusivamente a mostrar los avances de los diferentes países en la Revolución Industrial. El más desarrollado de todos resultó ser Bélgica ya que contaba con ricos depósitos de carbón, hierro, cinc y mármol además el 10% se dedicaba a la producción de productos químicos, maquinaria de hierro y telas de lino y lanas.
Aunque, en definitiva de todos los avances que se presentaron en la Exposición, los que más repercusión tuvieron fueron los excusados en el interior de las casas, las bañeras fijas, las estufas de gas y los refrigeradores. Todos ellos de uso más doméstico y que suponían una mayor comodidad y ahorro de tiempo en la vida diaria.
El día de la clausura la Reina recorrió emocionada toda su extensión, presa de la melancolía y del gozo pues era además en 12º aniversario de su compromiso con el Príncipe Alberto. Años después, el Albert Memorial, fue construido lo más cerca posible de la ubicación de la Exposición, en los jardines de Kensington.
La exposición duró un total de 140 días y tuvo un total de 6.000.000 de visitantes, siendo el 7 de Octubre de 1851 el día que más visitantes se contabilizaron, un total de 110.000, cifra exorbitante teniendo en cuenta que en la época Londres contaba únicamente con 2.300.000 habitantes. A lo largo de las 23 semanas de exposición se informo además de tan sólo 12 carteristas y de 11 personas robando artículos de poca importancia.
Generó unos beneficios de en torno a 165.000 libras que fueron empleadas para la compra de un terreno en South Kensisngton en el que se construiría en Museo Nacional.
El pabellón de Paxton que el príncipe Alberto eligió para contener en él la Exposición Universal de Londres desapareció tristemente en 1936 debido a un incendio). Como anécdota, reseñar que inspirado en este Crystal Palace londinense se construyó el llamado pabellón-estufa (1887) del parque del Buen Retiro de Madrid (lo que actualmente se conoce como el Palacio de Cristal) para la Exposición General de Filipinas. ¡Y éste sí que queda en pie!
BIBLIOGRAFÍA:
NEWSOME, D.: “El mundo según los victorianos. Percepciones e introspecciones en una era de cambio”
CHARLOT, M. /MARX R. (Dir.): “La era victoriana o el triunfo de las desigualdades”. ED.: Alianza
TOURNIER, P.: “Londres. Las claves de su historia”. Colección: Ciudades en el tiempo. Vd.: Robinbook. Barcelona. 2001
VV.AA.: “La edad del progreso 1850-1910”. Colección. Atlas culturales del mundo. ED.: Folio S.A. Barcelona 1995. 2 volúmenes.
STRACHLEY, L.: “Reina Victoria. Símbolo de una era”. Ed.: El Ateneo (Grupo ILHSA S.A.).Argentina. 2004
BRIGGS, A.: “Historia Social de Inglaterra”. Ed.: Alianza. Madrid. 1994
VV.AA.: “Arquitectura y urbanismo del siglo XIX”. Ed.: Teide. Barcelona.1987
http://www.expo92.es/otras_exposiciones/27_exposicion_londres_1851
http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Exposici%C3%B3n
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