Era costumbre en los caballeros británicos del siglo XIX que se relajaban en sus casas tras las cenas haciéndose la chaqueta del frac incómoda para tal propósito. A mediados del siglo decimonónico se impone, convirtiéndose en tendencia y moda, que la chaqueta del frac sea sustituida por un cómodo batín que protege del olor de la pipa o puro y de las quemaduras.
En 1860 algunos comenzaron a llevar esta invención por la tarde, siguiendo el ejemplo del Príncipe de Gales (futuro Eduardo VII, el mismo que marcó la época "eduardiana" de principios del siglo XX), que encargó a su sastre una chaqueta de frac de seda azul sin cola, que pudiese llevar a las cenas en su finca de Sandringham. Así nace el "esmoquin" (del inglés smoking) o "dinner jacket". Solía ir siempre sobre un chaleco y acompañarse por una pajarita blanca o negra, como ha llegado hasta nuestros días.
Por casualidad, también eran clientes del sastre del príncipe los fundadores del elitista Tuxedo Club, de Nueva York, que copiaron la prenda introduciéndola en los Estados Unidos, donde recibió el nombre de "tuxedo".
Ni qué decir tiene que hoy en día, esta prenda con más de 150 años sigue vigente en el armario de un caballero que quiere ir arreglado a alguna cena, festival o ceremonia.
Autor: Jesús Cano para "XL Semanal" del 15 de Diciembre de 2013
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