La literatura, el cine y la prensa están repletos de referencias a Jack el Destripador, un personaje que llenó de terror las calles de Londres en 1888; pero, décadas antes, hubo otra persona que cometió 21 asesinatos, convirtiéndose en la primera asesina en serie de Inglaterra.
Su nombre era Mary Ann Robson (aunque cambió su apellido por el de Cotton tras su cuarto matrimonio) y su carrera como asesina en serie estuvo activa entre 1852 y 1872, siendo este último año cuando fue descubierta, juzgada y ejecutada un año después. En total, acabó con la vida de sus 11 hijos, 3 maridos, 1 amante, su propia madre, su cuñada y 4 hijastros.
Mary Ann nació en 1832 en el seno de una familia humilde que se dedicaba a la minería, profesión que también tuvo William Mowbray, el hombre con el que se casó en 1852 y con el que tuvo ocho hijos. A lo largo de los siguientes 13 años, siete de los pequeños murieron junto al esposo y la explicación dada de las muertes fueron unas fiebres intestinales, muy de moda por aquel entonces y principal causa de mortalidad entre la población. En realidad, las víctimas de esta cruel mujer eran envenenadas con arsénico que les suministraba en la comida.
En 1865, tras enviudar y cobrar el seguro que le reportó 35 libras esterlinas (la mitad del salario de todo un año), Mary Ann se trasladó de ciudad junto a su única hija viva. Ese mismo año conoció a George Ward, con el que se casó al poco tiempo, pero el señor Ward no duraría mucho tiempo con vida y una fiebre intestinal la dejaría viuda por segunda vez. Era el mes de octubre de 1866 y por aquel entonces contaba con 33 años.
Tan solo un mes después comenzó a trabajar como ama de llaves de James Robinson, un carpintero local que había enviudado recientemente y necesitaba ayuda para llevar su casa y criar a su hijo recién nacido. Pero el pequeño apenas duraría con vida un mes más, tiempo que tardó Mary Ann en seducir al Sr. Robinson y quedarse embarazada de él. En ese periodo, la pequeña y única superviviente de todos sus vástagos murió con 3 años y medio. Igual suerte sufrió el hijo mayor de Robinson, con el que se casó en 1867, unos meses después de viajar Mary Ann a visitar a su madre y que esta falleciera también por la famosa "fiebre intestinal". Asimismo, la pequeña nacida del matrimonio con el carpintero corrió la misma suerte que sus hermanos.
Un año después, James Robinson comenzó a sospechar algo extraño de su mujer, pero no era por las muertes que se iban sucediendo alrededor de ella, sino por una cantidad de dinero que a él le faltó. Repudió a su esposa y la echó de su casa, teniendo que vivir en la calle. Fue entonces cuando conoció a Margaret Cotton, quien le presentó a su hermano Frederick, un viudo padre de dos hijos que necesitaba la ayuda y compañía de una mujer. Al poco tiempo de instalarse en el hogar de los Cotton, la cuñada murió (casualmente también de fiebre intestinal) y Mary se hizo cargo de la familia, casándose de nuevo en 1870, aunque, como no estaba divorciada legamente, lo hizo cometiendo bigamia. Un año después nació el que sería el 11º hijo parido por Mary Ann Cotton, que había adquirido el apellido de su último esposo y que fallecería pocos meses después que el pequeño.
Por esas fechas, la mujer había reiniciado una relación con Joseph Nattrass, un amante al que había conocido en sus tiempos de juventud. Mientras vivía con su nuevo compañero sentimental, Frederick Jr. y Charles, los dos hijos de su recientemente fallecido cuarto marido, murieron también. Mary Ann comenzó a trabajar como enfermera en un hospital y allí conoció a un enfermo convaleciente de viruela que se convertiría en su nuevo amante y quedaría embarazada por undécima vez.
Sus dos amantes fallecerían también, justo en el mismo tiempo en el que fue descubierta toda su truculenta vida llena de asesinatos y envenenamientos.
Mary Ann Cotton ingresó embarazada en prisión y allí parió a Margaret, la que fue su hija número 12 y única que corrió la suerte de poder sobrevivir. Tras un rápido juicio en el que quedaron demostrados los cargos de asesinato de 21 personas, el jurado la condenó a morir en la horca. La pena fue ejecutada en la cárcel del condado de Durham el 24 de marzo de 1873.
Por un error o torpeza del verdugo (así cuentan las crónicas de entonces) la ejecución fue lenta, sufriendo Mary Ann Cotton, la primera asesina en serie de la historia de Inglaterra, una larga y dolorosa agonía antes de morir.
Artículo escrito por Alfred López. Fuentes de consulta: dailymail / maryanncotton
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