Hay portadas que llaman
poderosamente la atención y también editoriales a las que uno sigue por su
calidad, porque sabe que no le van a defraudar y porque traducen títulos
inéditos al castellano de novelas del siglo XIX y de comienzos del XX que es lo
que a nosotros, tanto nos atrae. Así, Editorial D'Epoca vuelve a enganchar a
lectores masculinos como femeninos en una historia que no conoce género, sólo
ávidos apasionados de los misterios y de los enigmas detectivescos.
Acostumbrados a la
literatura decimonónica, Cauvain nos resultaba un auténtico desconocido así que
entre la portada (muy bien escogida la ilustración, como siempre), la sinopsis,
el que se encuadre dentro de “Misterios de época” (que tan apasionadamente
seguimos) y su cuidada edición, no nos hemos resistido a su lectura.
Sinopsis:
Imaginemos la larga
silueta de un joven. Es un detective privado prodigiosamente dotado para la observación y la
deducción lógica, misántropo, adicto a las drogas y experto en química y en las
ciencias forenses de la época. Así mismo, es un gran maestro en el arte del
disfraz y sus audaces hazañas son narradas por su amigo y confidente, un médico. Otro doctor aterroriza y fascina por
igual a nuestro héroe. El joven se ve involucrado en un caso de asesinato
cuando su vecino, Jean-Louis Guérin, es acusado de haber envenenado con
arsénico a su señor, el banquero Bréhat-Lenoir.
Publicada por primera
vez en 1871, son muchas las similitudes que Heller guarda con el detective más
conocido de la literatura victoriana: Sherlock Holmes, cuyos primeros pasos los
dio en 1887, 16 años después de la novela que tenemos entre manos. ¿Inspiración
o copia por parte de Conan Doyle? Juzguen ustedes mismos al leer la novela pero
los puntos en común son claros y están visibles. La introducción que la
editorial realiza de la novela a cargo de Susanna González y Rosa Sahuquillo
hace que cada uno saque sus propias conclusiones y las ilustraciones originales
de Iván Cuervo ayudan a que imaginemos con mayor precisión una trama muy bien
consolidada con misterios y enigmas, asesinatos, robos, cambios de identidad,
disfraces y una resolución al alcance de la mano de cualquiera que haya estado
atento a las “pistas” que Cauvain nos ha ido dando a lo largo del relato.
La obra se divide en
dos partes y en una conclusión. La primera, redactada por el doctor y buen
amigo de Heller, nos introduce en la trama. La segunda, realizada a modo
epistolar por las cartas de Maximilien, nos conduce al desenlace. ¿Quién puede
no caer en la tentación de disfrutar de un buen misterio mientras se siente
fascinado por el personaje que preludiaría a Sherlock Holmes?
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