Mostrando entradas con la etiqueta asesinato. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta asesinato. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de diciembre de 2014

La muerte del General Prim

¿El jefe del Gobierno español fue víctima, en 1870, de una conspiración urdida por sus rivales? La comisión Prim, una misión científica del Departamento de Criminología de la Universidad Camilo Jose Cela, en Madrid y formada por una veintena de especialistas, ha analizado las pruebas, examinado el cadáver y hecho la autopsia.



El 6 de Diciembre de 1814 nacía Juan Prim y Prats del que en este 2014 se cumple el bicentenario de su nacimiento. La noche del 27 de diciembre de 1870 y bajo una intensa nevada, el Presidente del Consejo de Ministros, Juan Prim, salía del Congreso. Cada vez más voces clamaban contra él e incluso había recibido amenazas de "matarlo como a un perro, en la calle". A las 19:30, tras una charla con Sagasta y Herreros de Tejada sube a su berlina para volver a casa, rechazando la invitación a cenar con sus compañeros masones en la logia de Madrid. Cuando el carruaje llega a la calle del Turco (hoy Marqués de Cubas), dos coches cruzados le cortan el peso. De las sombras salen varios hombres que disparan sus trabucos sobre el vehículo. Los testigos declararon en la investigación posterior que Prim, aunque herido en el hombro y en el codo, salió vivo de la emboscada y pudo llegar vivo y por su propio pie a su residencia en el Palacio de Buenavista (el edificio junto a Cibeles que hoy alberga el Cuartel General del Ejército). Allí subió a su habitación expirando tres días después a consecuencia de sus heridas.
 
Tres jueces investigaron este caso durante los ocho años siguientes al magnicidio cerrándolo sin encontrar al culpable. Se barajaron algunos nombres como los de Paúl y Angulo (cuya voz Prim dijo reconocer entre sus atacantes) o el Duque de Montpensier (cuñado de la destronada Isabel II) pero ninguno fue acusado formalmente.


Esta versión oficial sin embargo presentaba algunas casualidades (como que se comunicara la muerte tres días después del atentado, cuando Amadeo de Saboya ya se encontraba en España el 30 de Diciembre) e incongruencias que el periodista especializado en criminología Francisco Pérez Abellán puso en duda. La primera y principal, la escasa posibilidad de seguir vivo a tenor de los disparos que Prim recibió.

"Creemos que le seccionaron una o varias arterias. Las balas de aquellos años hacían estragos, y en un tiempo donde no existían las transfusiones de sangre ni muchos médicos capaces de ligar vías sanguíneas rotas, esas heridas implicaban morir desangrado al instante o a las pocas horas y no en tres días"

Otro de los interrogantes es que apenas se ofreciera ayuda médica a Prim después del ataque.

"Prim ya estaba muerto. Tras el atentado se hace creer al pueblo que está herido, porque se trata de un golpe de Estado y los golpistas necesitan tiempo para hacerse con el poder. Nadie sabía qué podía pasar si se anunciaba su muerte" cree Pérez Abellán.
Con esa hipótesis, la Comisión Prim ha llevado una pionera investigación para esclarecer las últimas horas de vida de Prim. En el 2012 se hizo un estudio en el Museo del Ejército de la berlina en la que fue tiroteado el político y la ropa que llevaba.

 
 
Se fijaron la trayectoria de los proyectiles en los agujeros de bala que aún son visibles en las puertas y en los fondos del interior. Luego analizaron el interior del carruaje y hallaron manchas de sangre, apenas perceptibles al ojo humano, en tapicería y paredes. La conclusión es que hubo nueve impactos y que se dispararon entre cinco y siete armas desde el lado derecho y el izquierdo de la berlina.
 
El examen de los agujeros de bala en la levita y en el levitón que Prim llevaba aquella noche dio un total de diez impactos distribuidos entre hombro y codo izquierdos. Además del estudio balístico se procedió también a analizar el cuerpo embalsamado de Prim, enterrado con ropa de gala.
 
 
Los forenses detectaron dos heridas muy graves de varios centímetros de diámetro en el hombro izquierdo y de varias más en la mano derecha que ocasionaron a Prim la fractura de varios huesos y la amputación de un dedo.
 
Las últimas hipótesis conllevan a pensar que tal vez el político fuera estrangulado. Se han hallado marcas alrededor del cuello que no se deben a la ropa. Debió de ser asfixiado en el Palacio de Buenavista mientras convalecía de sus heridas y dado que en la convalecencia tendría escolta, todo apunta a pensar que o bien sus guardianes estaban implicados o bien que el asesino pudo burlarla fácilmente por pertenecer a las altas esferas.  
 
Texto: Exclusiva de Janire Rámila en la Revista "Muy Interesante" de Diciembre 2012.
 
Más sobre el tema:
 
- "Los asesinos del general Prim" de Antonio Pedrol Rius. Civitas Ediciones, Madrid, 1990.

jueves, 5 de junio de 2014

Mary Ann Cotton, la primera asesina en serie de Inglaterra

La literatura, el cine y la prensa están repletos de referencias a Jack el Destripador, un personaje que llenó de terror las calles de Londres en 1888; pero, décadas antes, hubo otra persona que cometió 21 asesinatos, convirtiéndose en la primera asesina en serie de Inglaterra.
 
Su nombre era Mary Ann Robson (aunque cambió su apellido por el de Cotton tras su cuarto matrimonio) y su carrera como asesina en serie estuvo activa entre 1852 y 1872, siendo este último año cuando fue descubierta, juzgada y ejecutada un año después. En total, acabó con la vida de sus 11 hijos, 3 maridos, 1 amante, su propia madre, su cuñada y 4 hijastros.
 
 
Mary Ann nació en 1832 en el seno de una familia humilde que se dedicaba a la minería, profesión que también tuvo William Mowbray, el hombre con el que se casó en 1852 y con el que tuvo ocho hijos. A lo largo de los siguientes 13 años, siete de los pequeños murieron junto al esposo y la explicación dada de las muertes fueron unas fiebres intestinales, muy de moda por aquel entonces y principal causa de mortalidad entre la población. En realidad, las víctimas de esta cruel mujer eran envenenadas con arsénico que les suministraba en la comida.
 
En 1865, tras enviudar y cobrar el seguro que le reportó 35 libras esterlinas (la mitad del salario de todo un año), Mary Ann se trasladó de ciudad junto a su única hija viva. Ese mismo año conoció a George Ward, con el que se casó al poco tiempo, pero el señor Ward no duraría mucho tiempo con vida y una fiebre intestinal la dejaría viuda por segunda vez. Era el mes de octubre de 1866 y por aquel entonces contaba con 33 años.
 
 
Tan solo un mes después comenzó a trabajar como ama de llaves de James Robinson, un carpintero local que había enviudado recientemente y necesitaba ayuda para llevar su casa y criar a su hijo recién nacido. Pero el pequeño apenas duraría con vida un mes más, tiempo que tardó Mary Ann en seducir al Sr. Robinson y quedarse embarazada de él. En ese periodo, la pequeña y única superviviente de todos sus vástagos murió con 3 años y medio. Igual suerte sufrió el hijo mayor de Robinson, con el que se casó en 1867, unos meses después de viajar Mary Ann a visitar a su madre y que esta falleciera también por la famosa "fiebre intestinal". Asimismo, la pequeña nacida del matrimonio con el carpintero corrió la misma suerte que sus hermanos.
 
Un año después, James Robinson comenzó a sospechar algo extraño de su mujer, pero no era por las muertes que se iban sucediendo alrededor de ella, sino por una cantidad de dinero que a él le faltó. Repudió a su esposa y la echó de su casa, teniendo que vivir en la calle. Fue entonces cuando conoció a Margaret Cotton, quien le presentó a su hermano Frederick, un viudo padre de dos hijos que necesitaba la ayuda y compañía de una mujer. Al poco tiempo de instalarse en el hogar de los Cotton, la cuñada murió (casualmente también de fiebre intestinal) y Mary se hizo cargo de la familia, casándose de nuevo en 1870, aunque, como no estaba divorciada legamente, lo hizo cometiendo bigamia. Un año después nació el que sería el 11º hijo parido por Mary Ann Cotton, que había adquirido el apellido de su último esposo y que fallecería pocos meses después que el pequeño.
 
Por esas fechas, la mujer había reiniciado una relación con Joseph Nattrass, un amante al que había conocido en sus tiempos de juventud. Mientras vivía con su nuevo compañero sentimental, Frederick Jr. y Charles, los dos hijos de su recientemente fallecido cuarto marido, murieron también. Mary Ann comenzó a trabajar como enfermera en un hospital y allí conoció a un enfermo convaleciente de viruela que se convertiría en su nuevo amante y quedaría embarazada por undécima vez.
 
 
Sus dos amantes fallecerían también, justo en el mismo tiempo en el que fue descubierta toda su truculenta vida llena de asesinatos y envenenamientos.
 
Mary Ann Cotton ingresó embarazada en prisión y allí parió a Margaret, la que fue su hija número 12 y única que corrió la suerte de poder sobrevivir. Tras un rápido juicio en el que quedaron demostrados los cargos de asesinato de 21 personas, el jurado la condenó a morir en la horca. La pena fue ejecutada en la cárcel del condado de Durham el 24 de marzo de 1873.
 
 
Por un error o torpeza del verdugo (así cuentan las crónicas de entonces) la ejecución fue lenta, sufriendo Mary Ann Cotton, la primera asesina en serie de la historia de Inglaterra, una larga y dolorosa agonía antes de morir.
 
Artículo escrito por Alfred López. Fuentes de consulta: dailymail / maryanncotton

miércoles, 12 de febrero de 2014

El corsé de Isabel II

Sabemos que existen chalecos que salvan vidas pero ¿corsés?
Ésta es la historia del corsé de Isabel II, una prenda que actualmente se encuentra en los almacenes del Museo Arqueológico Nacional de Madrid con las marcas de aquella aventura del que fue protagonista.
Se sabe que Isabel II sufrió varios atentados frustrados contra su vida aunque el más conocido fue el que cometió el cura Martín Merino en 1852. El sacerdote había sido ordenado en 1813 (en plena guerra de la Independencia) y su carácter siempre había chocado con la corona española. Ya en 1822 fue apresado por insultar públicamente a Fernando VII, a quien se dirigió con una Constitución de 1812 en una mano y una pistola en la otra y le dijo "O te la tragas o te mato".
Sin embargo, por lo que se le recuerda es por el episodio acontecido el 2 de febrero de 1852, cuando la reina Isabel II acababa de dar a luz a la princesa de Asturias, Isabel "la chata", a quien se disponía a presentar en la basílica de Atocha de Madrid. Martín Merino salió de su casa de la calle del Triunfo (antes Calle del Infierno. Tiene su ironía...) y acudió a la madrileña iglesia con un puñal oculto bajo el hábito talar. La reina Isabel II acudía a misa por primera vez tras alumbrar a su hija y dar gracias por tan venturoso parto, pues sus dos anteriores hijos habían muerto. Fue al salir del oficio, ya en el patio del Palacio Real cuando Merino, que había conseguido entrar al edificio sin ser detenido por la Guardia Real, se inclinó ante ella como si fuera a entregarle algún documento. Por sorpresa, el cura lanzó a la reina una puñalada a tiempo que exclamaba: "Toma, ya tienes bastante". El cuchillo sin embargo se enganchó en las ballenas del corsé de la reina, así que la puñalada se desvió y causó sólo un leve rasguño a su majestad.

Inmediatamente el cura fue detenido y declaró que tenía planeado matar a la madre de la reina, María Cristina de Borbón y al presidente Ramón María Narváez. En el juicio celebrado al día siguiente, y al que Merino declinó asistir, fue condenado a morir por garrote, siendo ejecutada la sentencia el 7 de febrero.  "Mi celebridad se quedará en las estamperías", aseguró Martín Merino días antes de ser ejecutado en Madrid por regicida.