Autor poco conocido y aún menos estudiado (solo se ha publicado una biografía sobre él, "Vicente Palmaroli" de Rosa Pérez y Morandeira, tesis doctoral de 1958 publicada luego en 1971 por el CSIC), el Museo del Prado y otros museos de provincias conservan bastante obra suya, siendo un gran cronista de su tiempo y reflejando temas muy decorativos y atrayentes para la sociedad del momento, que demandaba cuadritos "de salón" de estética intimista y escenas cotidianas.
A pesar de su apellido italiano, Vicente Palmaroli González nació (1834) y murió (1896) en Madrid. Su padre, también pintor, le inculcó el amor por los pinceles, matriculándole para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se marchó a Roma a completar su formación, conociendo a otros compañeros españoles que también residían en la capital italiana como Casado del Alisal, Rosales o Fortuny y obteniendo dos medallas como premio por la presentación de sus trabajos. También estuvo en París.
A su vuelta a la corte madrileña es ya un artista consagrado. Sigue acaparando premios y distinciones y durante esa época, se convierte en un prestigioso retratista, realizando múltiples y famosos retratos: Sofía Reboulet, esposa del pintor, Retrato de la infanta Isabel de Borbón, Retrato de la duquesa de Bailén, Retrato de doña Hersilia Castilla, Retrato de Amadeo I de Saboya y Retrato de Antonio Alcalá Galiano.
Desde 1894 y hasta su muerte ejerce como Director del Museo del Prado, creándose bajo su mandato una comisión del Museo para que a partir de entonces, las obras donadas al Museo fuesen examinadas para aceptar o rechazar su admisión, a fin de controlar la calidad de estas.
A su muerte, el Museo del Prado disponía de poca obra suya. La que hoy en día admiramos de él fue fruto de un programa de recopilación y adquisición que realizó Vicente Palmaroli Reboulet, su hijo, embajador español en distintas cortes europeas, quien empleando su propio dinero fue reuniendo obra dispersa de su padre para donarla a la pinacoteca madrileña en la que ahora se encuentra. Como curiosidad, y con esto terminamos, añadimos que es su hijo quien se encuentra al lado de la modelo con la que trabajaba su padre en el bonito cuadro "La confesión" (1883). El niño contaba con 14 años.
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