Nada mejor para combatir el calor que un buen bebedizo veraniego tan usado en el siglo XIX y que aún hoy disfrutan viejos oficiales de la Royal Navy. La receta surgió fruto de la necesidad y la observación en el siglo XVIII, gracias al almirante inglés Edward Vernon llamado bajo cubierta "Old Grog" por vestir siempre con una capa impermeable de grogham. En 1740 Vernon obligó a su tripulación a que el ron que bebían sus hombres fuese rebajado con agua bajo para evitar las borracheras que mermaban la atención y vigía de los marineros en alta mar. A cambio de rebajarles la dosis de alcohol, los marineros gozarían de dos raciones al día.
Para mejorar el sabor de la bebida se añadió azúcar y lima, dando origen al grog actual, llamado así en honor del almirante.
El grog era muy apreciado en las travesías por barco en los siglos XVIII y XIX. El zumo de cítricos aporta vitaminas, la miel da energía y agrada al paladar, el ron desinfecta y la sal aporta minerales (de hecho en alta mar se mezclaba a partes más o menos iguales según las necesidades agua dulce con agua de mar). Aleja el escorbuto, aplaca el espíritu, remineraliza, refresca y agrada el paladar. ¡Todo en un solo trago!
Como anécdota os contamos que el adjetivo de estar "grogui" viene precisamente del estado ebrio en el que quedaban los que abusaban del grog.
Receta:
En un vaso de pinta se mezcla el zumo y algo de pulpa de dos naranjas y un limón, dos cucharadas de miel o azúcar moreno, dos dedos y medio de ron tostado, una pizca de sal y se rellena el resto con agua.
Hay que removerlo antes de disfrutar de él. No encontrareis nada mejor para acompañar una agradable singladura. Probadlo. No os defraudará.
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