"Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión"
Este proverbio resume la posición que ostentaba la mujer aristocrática y burguesa en el siglo XIX, tanto externa como internamente. En su fachada, tenía que ser la esposa, hija y madre perfecta aunque su ámbito de acción se redujese al doméstico y físicamente estaba constreñida por jaulas y corsés que ajustaban su cuerpo a la moda del momento.
Tal y como hizo el Museo de Artes Decorativas de París hace algún tiempo con una exposición que agradó a público y crítica, el Museo del Traje de Madrid trae del 17 de abril al 20 de septiembre del 2015 una muestra titulada "Jaulas doradas" en la que se muestra, de manera cronológica, la evolución de los distintos armazones que siluetearon la figura femenina a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. Miriñaques, polisones y corsés son los protagonistas de esta exhibición en el que se aprecia a esa mujer enjaulada, tanto de la moda como de la sociedad.
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